Con la llegada de Internet al uso cotidiano, herramientas de teletrabajo, técnicas de cómo ser más productivo, influencers que parece que tuvieran todo el tiempo del mundo para hacer muchas cosas en un día, canales y blogs que tratan de contarnos lo que nos dice un libro sobre productividad o desarrollo de hábitos; hemos adoptado una profunda necesidad de hacer.

Algunas personas queremos que llegue el final del día y sentir que hemos hecho algo útil. Quizá hemos planeado lo que queríamos hacer hoy. No tenemos más de cinco tareas pactadas. Pasan las 8 horas de trabajo, solo hemos podido avanzar una de esas tareas. Queremos terminar las otras cuatro, pero justo hoy nos sentimos cansados. Queremos procrastinar, pero procrastinar no es una opción de una “persona productiva”.

Debes escribir tus metas. Debes alcanzar tus metas y luego plantearte metas más grandes. Debes hacer más. Debes programarte. Te recriminas si no logras algo. Eres muy exigente contigo misma. No hay límites. El único límite es el cansancio, el cual nos tumba a no poder “hacer”. Y resulta que la vida es eso que pasa entre una meta y otra.

No te estoy diciendo que esté mal organizarte, plantearte objetivos y medir tu progreso en pro de ser una mejor profesional, una mejor persona o una mejor estudiante. Solo no dejes que los destinos se vuelvan eternos y el camino se haya hecho humo para cuando llegues al punto.

No nos esclavicemos con nuestras propias metas. Permítete fallar. Permítete tomarte la tarde libre. Mover tus pendientes el viernes para la próxima semana y tener el sábado y domingo, libres. Dale valor al descanso, porque ese es el complemento para ser “productivo” realmente. Eso nos dará la energía para lograr lo que queremos y darnos la oportunidad de volver a intentarlo al día siguiente.

La vida es eso que pasa entre una meta y otra.

Dale valor al no hacer nada. A sentarte, respirar, ver el cielo, el árbol, el jardín, el horizonte, escucharte y escuchar el sonido de la ciudad por la mañana o por la noche. Ni si quiera a aprovechar ese momento a generar ideas. Hacer nada. A “no ser productivo”.